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El Rincón Literario (1): Chabier

El Rincón Literario (1): Chabier

av Bernat OLS Community Manager -
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El Rincón Literario (1): Chabier 

Lago Titicaca, Bolivia 

Source: Pixabay

¡HOLA, LECTORES Y LECTORAS!

El "rincón literario" es una serie de historias cortas que iremos publicando regularmente en la comunidad para ayudaros a mejorar vuestra comprensión lectora. Los relatos los escribo yo, así que no esperéis nada del otro mundo, JAJA. A disfrutar :-) 


Chabier nació siendo extremadamente curioso, una cualidad muy felina, poco desarrollada entre sus parientes. En general, le encanta aprender, aunque no es un gran fan de la escuela. Se aburre, dice. Su pasatiempo favorito es ir a la biblioteca a devorar atlas geográficos y revistas de viajes. Allí, todos los sábados, sentado en la única mesa con vistas al exterior, se evade del mundo y sueña con explorar tierras lejanas. A diferencia de sus amigos/as, no le gustan los videojuegos ni los dramas amorosos que tanto están de moda en el colegio. Por este motivo, piensan que es “rarito”.   

En verano, Chabier se transformó en toda una celebridad entre los/las jubilados/as del pueblo, tras ganar el evento no deportivo más importante de la fiesta mayor: el quiz de cultura general. La final fue muy reñida, pero Don Guillén, la estrella indiscutible del juego desde 1958, se equivocó con la capital de Belice. «¿Cómo es posible que no supiera que es Belmopán?», reflexionó Chabier incrédulo. Nunca nadie tan joven lo había conseguido, un hito que lo llevó a aparecer en la primera página del periódico local. Tal fue la emoción de la abuela Izarbe, que hizo enmarcar el trozo de papel y lo colgó en la pared del salón de su casa, junto al retrato de George Clooney, su amor platónico.  

Mientras desayunaba, ya preparado para ir a la escuela, sonó el teléfono. «¿Señora Gascón, lamentamos comunicarle que, por un problema en el sistema de calefacción, todas las clases del colegio municipal han sido canceladas». Chabier lo celebró en silencio, apretando los puños debajo de la mesa. Juana, su santa madre, le hizo dos propuestas: «O vienes con nosotros a recoger aceitunas o te vas a la biblioteca a estudiar, tú decides, pero no te quiero ver tirado en casa». Chabier lavó los platos con una sonrisa de oreja a oreja*, se vistió decentemente y salió derrapando con su bicicleta medio oxidada. ¡Qué potra*!

Chabier quedó sorprendido con la cantidad de seres humanos que encontró en la biblioteca. Era un martes por la mañana y mucha gente estaba teletrabajando o estudiando. Se dirigió a su sitio habitual, pero la mesa con vistas estaba ocupada por un grupito de jóvenes universitarias. En vez de repasar sus apuntes, estaban hablando de la mítica serie española Física o Química, emitida entre los años 2008 y 2011. «¿Os acordáis de Maxi Iglesias? ¡Estaba buenísimo*!», comentó con un tono elevado la que parecía la líder de la pandilla. Hubo consenso entre las amigas. Chabier no tenía idea de lo que estaban hablando, así que pensó que era una cosa de “millenials”.  

Enfadado como una mona*, fue hacia la sección de viajes a hojear algunos libros antes de volver a casa a ayudar a sus padres. Su familia tenía una empresa agrícola dedicada a la producción de aceite de oliva. Noviembre era el mes más importante de la recogida de aceitunas, de modo que hacían falta manos inquietas en el campo. Sin darse cuenta, chocó con una mujer. «Lo siento mucho, señora, no la había visto», dijo incómodo. Chabier se percató de que la chica estaba leyendo una guía de Bolivia. Naturalmente, no pudo dejar escapar la ocasión.  

—Todo el mundo piensa que la capital de Bolivia es La Paz, pero en realidad es Sucre. 

—Y, ¿cuál es la ciudad más poblada del país?  —siguió ella, sorprendida.  

—Santa Cruz de la Sierra.  

Ambos sonrieron y se presentaron. 

—¿Cómo te llamas, jovencito? 

—Me llamo Chabier García Gascón y tengo 13 años. ¿Y tú?  

—Mi nombre es Ainhoa y recién cumplí los 30.  

—¿Te gusta viajar, Ainhoa? 

—Muchísimo, es mi pasión. También es mi trabajo.  

—¿Qué quieres decir? ¿Eres un piloto de avión? ✈️

—JAJA, no. Soy escritora.  

—¿Una Travel Blogger? —preguntó Chabier, emocionado.  

—Más o menos. Esta guía de Bolivia la he escrito yo. He tardado 2 años en terminarla. Me hace mucha ilusión verla, por fin, en la biblioteca del pueblo.  

 A Chabier le brillaban los ojos. Era la primera vez que tenía la oportunidad de hablar con una exploradora de verdad. En carne y hueso*. Al mismo tiempo, se sintió triste y avergonzado, consciente de que nunca había salido de la región. ¿Qué iba a pensar Ainhoa? Dos años atrás, para su undécimo cumpleaños, su familia le había regalado un viaje a Portugal para ir a comer el famoso “pastel de nata”, pero la pandemia truncó los planes. Chabier se lo tomó fatal y, durante un tiempo, estuvo intratable. Aceptó con resignación que nunca conseguiría ser un aventurero como Lemuel Gulliver o Indiana Jones. Se convenció de que solo podría descubrir el mundo a través de los libros, en la biblioteca.  

 De repente, la bombilla de la curiosidad se iluminó e inició el interrogatorio.  

 —¿Qué es lo que más te gustó de Bolivia? —empezó Chabier, frotándose la barbilla.  

—Es una pregunta muy difícil. Mi lugar favorito es el Lago Titicaca. Una parte es de Bolivia y la otra de Perú. Es muy grande. Estoy segura de que te encantaría.  

—Lo he visto en los mapas.  

—Es precioso y el aire es puro. Está a casi 4.000 metros sobre el nivel del mar. De hecho, es el lago navegable más alto del mundo.  

—¿Te bañaste? 

—¡NO! El agua está helada. Para darme un chapuzón, prefiero el Mediterráneo JAJA.  

—¿Qué más?  

—¿Qué más me gustó?  

—Sí. 

—La gente y la cantidad de culturas diferentes que tiene Bolivia. La mayoría de la población es indígena. ¿Sabías que además del castellano Bolivia tiene 36 lenguas oficiales?  

—Lo he leído en alguna parte —mintió, entristecido por no saberlo.  

Chabier, como no, tenía mil preguntas, pero no sabía cuáles formular. Parecía su padre, analizando el extenso catálogo de cualquier plataforma de streaming sin saber qué película escoger. Demasiadas opciones. Mucha confusión. Cero resultados. Vio que Ainhoa se abrochaba la chaqueta, una señal inequívoca de que la conversación estaba llegando a su fin. Le hubiera encantado quedarse allí, todo el día, hablando con ella en aquel pasillo abarrotado de libros. Trató de ordenar como pudo su lío mental. El objetivo era hacer una última pregunta, cuya respuesta le cambiase la vida. Sintió mucha presión, pero, finalmente, se decidió.  

 —Antes de que te vayas, me gustaría hacerte una pregunta. Bueno, mejor dicho, pedirte un consejo.  

—Claro que sí, Chabier. Lo que quieras —dijo Ainhoa con ternura.  

—¿Qué tengo que hacer para ser un explorador como tú?  

—Trabajar duro es muy importante, pero hay tres cosas que, para mí, son fundamentales. Ser empático, ser humilde y ser curioso. La empatía te llevará a entender. La curiosidad, a conocer. Y la humildad a ganarte el respeto de la gente. Por otro lado, no tengas miedo a tomar decisiones y a equivocarte, porque son los errores, precisamente, los que te harán crecer. Y, sobre todo, no dejes que nadie te diga lo que eres o lo que tienes que ser. Sigue tus pasiones.  

—Muchas gracias. No lo olvidaré.  

—De nada. Por cierto, quédatela. Te la regalo —dijo Ainhoa, mientras le entregaba la guía de Bolivia.  

—¿Cómo? ¿Es de la biblioteca, no?  

—No te preocupes, tengo otra en casa. Esta tarde vuelvo y la coloco donde estaba originalmente. Nadie se va a dar cuenta —sonrió guiñándole el ojo.  

—Millones de gracias, de verdad. Lo aprecio mucho. La leeré de arriba a abajo. 

—De nada. 

—Hasta luego, Ainhoa.  

—Que tengas un buen día, Chabier. 

 Al llegar a casa, Chabier ayudó a transportar cestas llenas de aceitunas del campo al almacén de sus padres. En realidad, realizar trabajos físicos le gustaba, porque, mientras lo hacía, podía pensar e imaginar todo lo que quisiera, además de ponerse cachas*. Para cenar, su padre Antonio preparó huevos rotos, su comida favorita. Tenía tanta hambre que los devoró prácticamente sin respirar e incluso tuvo el coraje de comer un trozo de la famosa torta de zanahoria que la abuela Izarbe preparaba todas las semanas. Dio dos besos a sus creadores y se fue a su habitación a descansar.  

Tumbado en la cama, quiso empezar a leer la guía de Bolivia, pero estaba tan cansado que desistió. Había sido una jornada muy intensa, tanto física como mentalmente. Pese a estar muerto, tampoco podía dormir. No conseguía sacarse de la cabeza la conversación con Ainhoa. Concretamente, una frase: “Sigue tus pasiones”. Se prometió hacerlo y abandonar la resignación de los últimos años. Chabier quería ser un explorador y ese era su destino. Ese era su futuro. Se tapó bien con el edredón, se giró hacia un lado y cerró los ojos. Próxima parada, MUNDO.


Segunda parte: Ainhoa (2)

Espero que os haya gustado. Contadme qué os ha parecido en los comentarios, haciendo clic en "Reply."

Bernat, OLS Community Manager  Español


Con una sonrisa de oreja a oreja*smile from ear to ear. 

¡Qué potra*!: such a good luck!

¡Estaba buenísimo*!he was hot!

Enfadado como una mona*: very agry. 

En carne y hueso*: in the flesh.

Ponerse cachas*: to get strong. 

Pueblo España

Source: Pixabay