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Mi Experiencia Erasmus+ en Venecia

Mi Experiencia Erasmus+ en Venecia

Bernat OLS Community Manager -
Atsakymų skaičius: 6

Mi Experiencia Erasmus+ en Venecia

 Oficina

Source: Bernat, OLS Community Manager 


— Bernat, ¿tienes una bolsa de plástico? 

— ¿Por qué? ¿No me digas que tienes ganas de vomitar? 

— Creo que sí. 

— No me jodas, Alberto. ¡Qué vergüenza! La furgoneta está llena de gente. Trata de aguantar, por favor. 

— No puedo. Tengo náuseas. Apresúrate. 

— ¡Mierda! Voy, voy, creo que tengo una bolsa en la mochila. Aquí tienes. 

— ¡¡¡Bluaaagh!!! 

 

El 26 de marzo de 2021 no empezó muy bien, especialmente para mi pobre amigo Alberto. Nos encontrábamos en un autobús en medio de la selva, yendo hacia la antigua ciudad maya de Palenque, uno de los rincones más interesantes que he visto. Salimos de San Cristóbal de las Casas, México, a las ocho de la mañana y no llegamos a destino hasta las cuatro de la tarde. Fue una TORTURA de viaje. Curvas perversas, baches que parecían cráteres y un olor estomacal nada placentero caracterizaron las ocho horas de trayecto. A unos pocos kilómetros de Palenque, recuperé la cobertura y las ganas de vivir. Consulté el teléfono y vi un mensaje de mi madre en el que me preguntaba cómo estaba. Next. También recibí un correo electrónico que aumentó mi ritmo cardíaco. Wait, what?! 

 

— ¡VAMOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOS! ✊ 

— ¿Qué pasa, Bernat? Me has asustado. ¿Ha ganado el Barça? 

— ¡No, mucho mejor! ¿Te acuerdas de la solicitud que mandé hace un tiempo para hacer unas prácticas laborales en Venecia? 

— Sí. 

— Pues me han aceptado. Empiezo en septiembre. 

— Enhorabuena, tío. Me alegro mucho. ¿Te pagan algo? 

— Creo que no, pero viviré en la ciudad más bonita del mundo.  

 

Y así empezó mi aventura en Venecia, la cual duró mucho más de lo esperado. Pero vayamos por partes. Llegué a Venecia a finales de agosto de 2021, ilusionado como un niño en la noche de los Reyes Magos. Durante los primeros días, me dediqué a explorar la ciudad y a buscar una habitación donde vivir, una tarea bastante complicada en Venecia. Mandé decenas y decenas de mensajes en grupos de Facebook hasta que, finalmente, me aceptaron en un apartamento compartido. Mis compañeros de piso se llamaban Andreina y Federico. Andreina era de un pueblecito de la región de Apulia, mientras que Federico era turinés y fanático de la Juventus. Cuando vi la habitación por primera vez, quedé alucinado, no lo podía creer. Literalmente, estaba viviendo un sueño.   

 
 

 Source: Bernat, OLS Community Manager


Por la habitación y estas vistas fantásticas, pagaba la módica cifra de 500 euros al mes, cantidad a la que pude hacer frente gracias a la beca de prácticas Erasmus+. En mi caso, percibía 670 euros mensuales, lo cual no es mucho, pero tampoco es una miseria. Mi nuevo hogar estaba ubicado en el barrio de Dorsoduro, a escasos metros de la Fondamenta delle Zattere, uno de los mejores lugares de Venecia para pasear al atardecer. Mis vecinos eran todos muy simpáticos, concretamente Pixel, un Border Collie precioso. Su distracción favorita era abandonar palitos en la entrada del edificio, colocándolos con precisión uno encima del otro. Después de observar varias de sus construcciones, llegué a la conclusión de que era un castor atrapado en el cuerpo de un perro peludo. 

 

El 1 de septiembre, empecé mis prácticas laborales. A las nueve de la mañana, puntual como un tren japonés, llamé al interfono de la oficina, pero, tras varios intentos, nadie me respondió. Esperé media hora hasta que decidí mandar un correo electrónico a mi jefe para avisarle de mi presencia en el exterior. Luego de unos minutos, su asistente me abrió, disculpándose por el mal funcionamiento del timbre. Francesca, así se llamaba la ayudante, me hizo un tour por la oficina y me presentó a mis nuevos colegas, quienes fueron muy cordiales conmigo. Finalmente, me llevó al último piso del edificio, donde había la cocina comunitaria, un cuarto de baño y el despacho de los becarios, el cual estaba vacío. “¿Soy el único?”, pregunté a Francesca, temiendo una respuesta afirmativa. "Sí, por ahora no tenemos otros pasantes", me dijo con una sonrisa traviesa. 

 

Francesca me mintió, puesto que al día siguiente empezaron a llegar otros estudiantes en prácticas. Al terminar la semana, el despacho de los becarios estaba al completo, con siete personas provenientes de todo el mundo. En concreto, había dos chicas italianas, una británica, un chico francés, una chica vietnamita, una serbia de Belgrado y un servidor. Como podéis ver, había una mayoría aplastante de mujeres y una gran diversidad de culturas. En poco tiempo, nos hicimos amigos, sobre todo gracias a las pausas para comer en la cocina comunitaria. Era el momento más divertido de la jornada, especialmente cuando las italianas atacaban con gran coordinación a Armand, el francés, por sus "crímenes culinarios". "¿Pero cómo se te ocurre mezclar salsa de tomate, gambas y pollo en un plato de pasta?", le dijo un día una de ellas con una cara de asco considerable. "Si te comes esta guarrada, tendrás que ir corriendo al baño", le advirtió. Al cabo de unas horas, la italiana se ganó el apodo de “profeta”. 

Misericordia 

Source: Bernat, OLS Community Manager 


Cada uno de nosotros trabajaba en una sección distinta de la organización, de acuerdo con sus propias competencias e intereses. Yo hice mis prácticas en la sección de cultura, donde me tocó escribir noticias, participar en la redacción de informes y apoyar a mis colegas en cualquier otra tarea. No creo que valga la pena entrar en muchos detalles, pero, a nivel laboral, la experiencia fue bastante decepcionante, principalmente por la falta de trabajo disponible. Mi jefe era un experto en el sector cultural, pero, desgraciadamente, le costaba delegar. Una pena. De todos modos, una vez superada la frustración, acepté que las cosas no siempre van como uno quiere y me dediqué a pasarlo bien con mis amigos y a descubrir todos y cada uno de los rincones de Venecia y alrededores.  

 

Durante los primeros fines de semana, salí de Venecia para explorar las bonitas localidades del Véneto. Estuve en Bassano del Grappa, Chioggia, Cittadella, Padova, Peschiera del Garda, Rovigo, Treviso, Verona y Vicenza, entre otras poblaciones. También me aventuré en la increíble región de Friuli-Venezia Giulia, donde descubrí una de las comidas más deliciosas de la Vía Láctea: el frico. Si queréis saber qué es el frico, os recomiendo preguntarle a Gianluca, el community manager de la comunidad de italiano. Sigamos, que se me está haciendo la boca agua. Aunque me encantaba tomar el tren para conocer nuevos lugares, con el tiempo empecé a sentir que me resultaba difícil abandonar Venecia. Experimentaba una atracción inexplicable que me mantenía anclado en la laguna. Recordé entonces una frase que mi compañero de piso Federico me dijo un día mientras cenábamos juntos: Venecia tiene un magnetismo extraño que hará que no quieras salir de la ciudad”. Tenía más razón que un santo.  


Coaccionado por la magia negra veneciana, icé la bandera blanca y pasé semanas, incluso meses, sin abandonar la ciudad. Iba a nadar, experimentaba en la cocina, visitaba museos, realizaba cleanups en kayak por la laguna y salía a comer con mis colegas en tabernas locales, llamadas bacari. Otro de mis pasatiempos favoritos era espiar, que el cielo me perdone, las conversaciones de los ancianos, cuyo italiano me parecía algo extraño. Pronto me di cuenta de que no se trataba de un acento incomprensible de la lengua de Dante, sino de otra lengua romance: el veneciano, una variante local del idioma véneto. Me sorprendió y me emocionó ver que el veneciano aún se habla bastante, también entre los jóvenes. Eso me hizo sentir como en casa, ya que, en Sabadell, mi ciudad, y en Catalunya en general, es muy común escuchar y utilizar varias lenguas autóctonas. 

Sant'Elena

Source: Bernat, OLS Community Manager 


Gracias a la ayuda de una buena amiga local, me integré en el tejido social de la ciudad y me familiaricé con las principales preocupaciones de sus habitantes: la despoblación, la escasez de viviendas, la falta de servicios y el turismo de masas, un fenómeno particularmente relevante en algunas ciudades españolas. Además, comprendí la profunda interdependencia entre la laguna y la ciudad, un vínculo inseparable que define su esencia. No hay mejor manera de explorar Venecia que navegando por las aguas que la rodean y se adentran, en forma de canales, hasta su mismo corazón. A pesar de los evidentes problemas que enfrenta, confieso sin reservas que me enamoré perdidamente de la ciudad, tanto que, al concluir mis prácticas, decidí quedarme un año más, primero buscando empleo y luego trabajando en línea. 


Una de las cosas que más apreciaba de Venecia era la completa ausencia de coches y de personas obsesionadas con el claxon. Para mí, era un verdadero placer desplazarme a pie (o en vaporetto) por todas partes, admirando la impresionante arquitectura de la ciudad. Algo curioso de residir en Venecia es que, con el tiempo, terminas adoptando el paso veneciano, una forma de caminar característica de los locales que, por su rapidez, guarda un gran parecido con la marcha atlética. En un mundo tan frenético y cada vez más urbanizado, Venecia es una isla, nunca mejor dicho, de paz y tranquilidad. Otra cosa que me dejó asombrado fue la cantidad de estrellas visibles desde la ciudad, así como la increíble habilidad de las gaviotas para robar cualquier cosa comestible a los turistas encantados. 


Los meses pasaron volando y, en un abrir y cerrar de ojos, casi dos años más tarde, llegó el momento de partir. Vivir en Venèsia (en véneto) fue una experiencia inolvidable que, todavía hoy, recuerdo con profunda nostalgia. Siempre que puedo, regreso a la laguna, cuya atracción magnética permanece intacta, haciendo cada despedida difícil de digerir. Si bien las prácticas laborales fueron un chasco, de Venecia me llevo una mochila llena de vivencias y, sobre todo, un sentimiento de pertenencia a la ciudad que es complicado de transmitir. He tenido la posibilidad de vivir en muchos lugares durante mi vida, por lo que muy a menudo mis amigos me preguntan: "¿cuál es tu rincón favorito en el mundo?" Creo que por mucho que explore lo desconocido, la respuesta siempre será la misma: "Indudablemente, Venecia y su laguna son el lugar más hermoso del mundo mundial" 

Bernat, OLS Community Manager – Español 

Laguna

Source: Bernat, OLS Community Manager

Atsakymas į Bernat OLS Community Manager

Re: Mi Experiencia Erasmus+ en Venecia

William PIEMONTOIS -
Hola Bernat, acabo de leer tu publicación, es una historia emocionante ! Pero me pregunto algo, cuándo dices "trabajando en línea", significa "trabajar en internet", verdad ?
Atsakymas į William PIEMONTOIS

Re: Mi Experiencia Erasmus+ en Venecia

Bernat OLS Community Manager -
Buenas, William. ¿Cómo estás? Me alegra que te haya gustado :-)

"Trabajar en línea" significa "trabajar online". En el caso concreto del artículo, lo que quiero decir es que encontré un trabajo 100% online, lo cual me permitió quedarme en Venecia un tiempo más.

Si tienes alguna otra pregunta, no dudes en decírmelo.

¡SALUDOS!
Atsakymas į Bernat OLS Community Manager

Re: Mi Experiencia Erasmus+ en Venecia

William PIEMONTOIS -
¡ Buenas, estoy bien gracias !
Tengo ganas de visitar Venecia durante un viaje el mes que viene, pero no quiero ser otro visitante suplementario con el turismo de masas ...
Atsakymas į William PIEMONTOIS

Re: Mi Experiencia Erasmus+ en Venecia

Bernat OLS Community Manager -
Entiendo muy bien tu preocupación, ya que es algo que yo también tengo muy en cuenta a la hora de escoger destinos. ¡Ojalá puedas visitar Venecia algún día! :-)

¿El turismo de masas es un fenómeno que también preocupa en Francia? ¿Cómo es la situación en París o Pau?
Atsakymas į Bernat OLS Community Manager

Re: Mi Experiencia Erasmus+ en Venecia

William PIEMONTOIS -
Es un problema en París, cual es la ciudad más visitada del mundo, pero no en Pau. Me parece que el fenómeno de la subida de los precios inmobiliarios es uno de los más problematicos en París pero no conozco bien el tema.